[M] Capitulo XXVIII (1/1)

Volvieron a casa en completo silencio. Taeyeon fingía contemplar el atardecer, y Tiffany simulaba estar atenta a la carretera.Salieron temprano de la casa de Amie, desde luego antes que todos los demás. Pero Tiffany se dio cuenta de que no hacía más que mirar a Taeyeon y de que lo único que deseaba era estar a solas con ella. O hablar, tal vez. O tal vez no. Notó que la invadía un extraño nerviosismo que no sabía definir. Si algo salía de aquello, de aquello que había entre ambas, tendría que ser ella la que lo pusiese al descubierto, porque Taeyeon nunca lo haría, igual que tanto tiempo atrás no había sido capaz de confesarle que sentía algo por ella, algo que iba más allá de la pura amistad.Cuando aminoró la velocidad, esperando a que se abriese la puerta del garaje, notó que crecía la tensión en el interior del vehículo, y supo que Taeyeon también lo había notado. Se preguntó si su amiga tendría miedo, ahora que sabía que estaban solas y que nadie las interrumpiría. Pensó que era extraño que no hubiesen hablado en absoluto del beso que habían estado a punto de darse la noche anterior. Extraño pero no inesperado, porque Taeyeon nunca se atrevería a sacar el tema.Ambas salieron del coche y cerraron las portezuelas al unísono. Taeyeon le cedió el paso amablemente cuando iban a entrar en la cocina, y Tiffany pudo ver que sus ojos erraban de un lado a otro, fijándose en lo que fuese con tal de evitar mirarla a ella.Taeyeon entró en la sala, con la intención de escabullirse hacia la habitación de invitados. Cerraría la puerta, encendería el portátil, revisaría el correo, trabajaría... cualquier cosa antes que pensar en la mujer con la que compartía la casa.—¿Taeyeon?Se detuvo en el vestíbulo. La penumbra no dejaba ver la expresión de miedo que tenía pintada en el rostro. No se volvió.—¿Sí?Notó que Tiffany se acercaba por su espalda.—Ya no tenemos diecisiete años.Taeyeon tragó saliva y por fin se volvió.—Lo sé.Tiffany dio otro paso hacia ella.— Taeyeon, ¿alguna vez... alguna vez has tenido fantasías sobre mí?Taeyeon la miró a los ojos, envueltos en la penumbra, pero no pudo contestar.—¿Te imaginabas cómo sería... besarme?Taeyeon cerró los ojos. El corazón le latía tan fuerte que podía oír cómo resonaba su eco en el vestíbulo.—Respóndeme —suplicó Tiffany en un murmullo.—Sí —musitó Taeyeon.En ese momento, notó que la mano de Tiffany se posaba sobre su vientre y comenzaba a ascender.—¿Te imaginabas acariciándome?Taeyeon notó que el pulgar de Tiffany subía por entre sus pechos y apenas pudo reprimir un gemido.—¿Te lo imaginabas, Taeyeon?—SíTiffany se acercó aún más, y sus muslos se rozaron. La mano de Tiffany temblaba mientras seguía ascendiendo por entre los pechos de Taeyeon y más arriba, acariciando suavemente con el pulgar el agitado pulso que latía en el cuello de su compañera.—¿Pensabas también que yo te acariciaría a ti? —susurró Tiffany.—¡Tiffany...!—Responde, ¿lo pensabas, Taeyeon?Taeyeon no pudo soportarlo más. Sujetó a Tiffany por los brazos, la llevó contra la pared y apoyó el cuerpo sobre el de ella, sujetándola allí. Se miraron con ojos igualmente ardientes. Notó que Tiffany se estremecía entre sus brazos.—Yo también tenía fantasías contigo, Taeyeon.Taeyeon ya no esperó. Sin más palabras, se apoderó de aquellos labios tan cercanos, aquellos labios con los que soñaba desde la adolescencia, aquellos labios que seguían hechizándola, ya adulta. Su gemido se fundió con el de Tiffany cuando sus bocas se unieron por vez primera. Bordeó tímidamente con la lengua el labio inferior de Tiffany, y al notar la invitación de su boca se deslizó en ella. Unas manos frenéticas tiraron para acercarla más, y Taeyeon la aferró por las caderas, fundiendo ambos cuerpos.Era una sensación que Tiffany nunca había experimentado. Notó que su cuerpo se disolvía en Taeyeon. Todos sus sentidos despertaron a la vez, y supo que en realidad nunca la habían besado. No así, con aquella pasión, con tanto deseo que hacía palidecer al suyo propio. Por fin se apartó un poco, jadeante.—¡Ooh...! ¡Dios santo, Taeyeon, voy a desmayarme! —consiguió decir.—Yo te sostendré.Tiffany bajó las manos hasta la cintura de su amiga, y tiró frenéticamente de la camiseta, embutida en los vaqueros.—Por favor, Taeyeon, no esperemos más —suspiró.Fue Taeyeon la que creyó desmayarse cuando dejó que el sujetador de Tiffany se deslizase entre sus dedos hasta caer al suelo. La penumbra no consiguió disimular los jadeantes movimientos del pecho de Tiffany, no pudo esconder sus menudos senos de la hambrienta mirada de Taeyeon. Era un cuerpo que había llegado a conocer de memoria, un cuerpo al que había visto transformarse de la pubertad a la adolescencia. Un cuerpo que había madurado hasta convertirse en la maravillosa mujer que ahora tenía desnuda frente a sí.En ese momento cayó en la cuenta: Tiffany y ella estaban a punto de hacer el amor.—Tengo miedo, Tiffany —susurró.Su compañera sonrió. Tendría que haberlo sabido. Acto seguido tomó una de las manos de Taeyeon y la atrajo hacia sí, sorprendiéndose al notar que temblaba cuando la posó sobre su pecho. No pudo contener el suave gemido que se escapó de sus labios al percibir la tímida caricia de Taeyeon. Cerró los ojos mientras sus propias manos recorrían la desnuda piel de su compañera.—Hazme el amor, Taeyeon —suspiró.Fue en ese momento cuando notó que el cuerpo de Taeyeon se posaba sobre el suyo, cuando comprendió de pronto lo perfecto que era todo aquello. Ella sólo se había acostado antes con una persona, y la suave caricia de Taeyeon sobre su cuerpo era completamente distinta a las brutales manazas que ella recordaba. Abrió los ojos al notar que la cálida boca de Taeyeon le cubría el seno, y su espalda se arqueó hacia ella al sentir la lengua jugueteando con el pezón. Su cuerpo cobró vida: sensaciones que le eran completamente extrañas la recorrieron de arriba abajo, haciendo vibrar todas y cada una de sus terminaciones nerviosas, y no pudo más que gemir de placer. ¡Sí, hacer el amor con Taeyeon era todo un acierto!Taeyeon temblaba mientras su mano bajaba desde la cintura de Tiffany a sus caderas, disfrutando de aquella piel cálida y suave que le daba la bienvenida en cada curva. Los ahogados gemidos de Tiffany la excitaban todavía más, y tenía que obligarse a sí misma a ir despacio cuando lo único que deseaba era estar dentro de ella, notar su humedad, paladearla.Dejó escapar un gemido y abandonó el seno de Tiffany para ir de nuevo hacia su boca, encontrándose con unos suaves labios que se abrieron a ella, ¡para ella! Los brazos de Tiffany la atrajeron hacia sí, y sus manos le recorrieron suavemente la espalda, bajando hasta las caderas. Notó que los muslos de Tiffany se separaban y que su compañera se arqueaba para acercarse más a ella. Taeyeon bajó las caderas hasta encajarlas fuertemente contra las de Tiffany, al tiempo que sus lenguas se enfrascaban en un duelo. Las caderas de ambas bailaron al ritmo de una danza ancestral, hasta que Taeyeon ya no pudo aguantar más. Utilizando las rodillas, hizo que Tiffany abriese más las piernas e insertó la mano entre sus muslos.Tiffany creyó delirar mientras aguardaba a que la mano de Taeyeon la acariciase, la tomase, la reclamase como suya después de todos aquellos años. Nunca se había imaginado que su cuerpo pudiera excitarse tanto en respuesta a las caricias de alguien, nunca creyó poder ser transportada al éxtasis gracias tan sólo a la boca y las manos de Taeyeon. Y sin embargo, ¡Dios!, estaba a punto de explotar, y la mano de Taeyeon todavía no había llegado hasta ella, todavía no había acariciado su húmedad, todavía no la había penetrado.— Taeyeon... ¡Oh! —murmuró, cerrando de nuevo los ojos al notar cómo avanzaba la mano de ésta sobre sus caderas, a lo largo de los muslos, dolorosamente cerca de sus palpitantes carnes.La contención a la que intentaba obligarse Taeyeon se vino abajo al oír cómo Tiffany susurraba su nombre. Sin pensarlo más, deslizó los dedos, y los hundió en su cálida humedad. Notó cómo las carnes de su compañera se cerraban alrededor de sus dedos y cómo arqueaba la espalda para empujarla más hondo, oyó aquellos gemidos que ni siquiera sabía si provenían de Tiffany o de ella misma. Cerró los ojos y acompasó los movimientos de sus dedos con los del cuerpo de Tiffany hasta llevarla al borde del orgasmo. Tiffany comenzó a producir sonidos incoherentes, mientras sus caderas se golpeaban con fuerza contra su mano. A Taeyeon le costaba respirar. Cuando abrió los ojos, vio cómo su mano brillaba, repleta de jugos. Se relamió y emitió un fuerte gemido, ¡tenía que probar aquel dulce sabor!Tiffany apenas fue consciente de la boca que se apoderó de su sexo, de la lengua que dio una sola pasada sobre su hinchado clítoris. Eso fue lo único que hizo falta para hacerla traspasar todos los límites. Al momento gritó con fuerza. Ya no tenía control alguno sobre su cuerpo. El orgasmo la sacudió de la cabeza a los pies y comenzó a temblar febrilmente mientras las convulsiones iban amainando poco a poco. Tiró ciegamente de Taeyeon hacia sí, pues la necesitaba cerca, necesitaba su fuerza.—No tengo palabras,Taeyeon —musitó pegada a su cuello.Taeyeon no consiguió hilar ni el menor pensamiento coherente mientras enroscaba su desnudo cuerpo sobre el de Tiffany. «¡Oh, Dios mío... acabas de hacerle el amor!» Estaba a punto de sufrir un ataque de pánico. Una parte de ella temía que Tiffany acabase lamentando lo que acababa de suceder y la apartase de su lado. Se volvió hasta quedar boca arriba, tirando de Tiffany al tiempo para mantenerla junto a sí. Sus labios fueron recorriendo suavemente el rostro de su compañera. De pronto jadeó al notar que la mano de Tiffany le acariciaba los senos.—Tienes unos pechos tan preciosos... Siempre me ha gustado contemplar tu cuerpo — murmuró ésta; de pronto alzó la vista y la miró a los ojos, que apenas se distinguían en la penumbra—. Lo que pasa es que no sabía por qué.—Tiffany, tú no... no te arrepientes, ¿verdad?—¡Por Dios, claro que no! Nada de arrepentirme, Taeyeon . ¡Ha sido tan... tan hermoso...!Tiffany bajó la vista hacia su mano, que había vuelto a acariciar los pechos de Taeyeon, primero uno, después el otro, y contempló fascinada cómo se endurecían los pezones.—Quiero hacerte el amor. Quiero... quiero hacerte lo que tú me has hecho —añadió alzando la vista de nuevo—. Tú lo deseas, ¿verdad?—Llevo toda mi vida deseándolo, Tiffany.Taeyeon pudo ver que los ojos de Tiffany se cerraban antes de que ésta bajase la vista. Y entonces, su corazón estuvo a punto de detenerse, antes de volver de nuevo a la vida cuando sus sueños de adolescente comenzaron a hacerse realidad, comenzando con el momento en que la boca de Tiffany se posó sobre su pecho.